Y ahora qué
Por fin. El gol de Ramos, aunque no fuese el de la victoria, nos dio una Champions, pero también nos quitó una ilusión. La Décima.
Estos últimos doce años el madridismo solo pensaba en una cosa, la ansiada Copa de Europa. Nos dio igual conseguir una Copa del Rey dieciocho años después. Cuatro Ligas no nos eran suficientes. La lista de entrenadores sin conseguirlo fue interminable, y pasaron los mejores por Valdebebas. No nos importó dejarnos millones de euros en infinitos jugadores que no triunfaron. El fin justificaba los medios.
El 24 de mayo algo murió dentro del madridismo, un objetivo conseguido. El objetivo que habían perseguido jugadores enormes como Beckham, Van Nistelrooy o Kaka’. Todos los madridistas menores de diecisiete o dieciocho años no habían visto ganar una Copa de Europa en su vida (o si lo habían visto no lo recordaban). Algo paradójico el ser hincha de un equipo conocido en todo el mundo por algo que tú no has vivido nunca. Pero el sentimiento de “El Real Madrid es el club más grande del mundo, sé que les veré ganar una Champions” permanecía dentro de esos pequeños corazones.
Y yo me pregunto, después de conseguir un objetivo pensado desde hace doce años, ¿Y ahora qué? ¿A por la vigésima Copa del Rey? ¿A por el primer Mundial de Clubes? ¿A por el triplete?
Y creo que ya he encontrado la respuesta, aunque sea con otra pregunta: ¿Qué más da?
El Real Madrid se ha caracterizado siempre por ser un equipo ganador. Y ya lo decía Mourinho, bonito no es pertenecer al Real Madrid. Bonito, bonito, bonito es ganar en el Real Madrid.
Nos hemos obsesionado mucho por esta Décima, que al final hemos conseguido, sí, pero esa obsesión ha hecho que la espera se alargase más de la cuenta. No debemos obsesionar con nada, lo importante es ganar, ganar y ganar. Solo ganar.
El Real Madrid es único. Y a él y a su gente solo le vale lo mismo, y no se cansa de ello. Jugar no sería importante si no existiese la victoria.
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