El generoso Immobile

Immobile firmó este martes en casa del St. Pauli un partido que debería poner Brendan Rodgers en bucle durante varios días a Mario Balotelli. Caídas a banda, juego de espaldas, saber estar en el segundo palo y, por encima de todo, desmarques, desmarques y más desmarques.
Fue todo un espectáculo. En cada jugada de ataque, buscabas al rubito ancho de espaldas y con el dorsal número nueve y le veías hacer algo. Siempre, jamás estaba quieto. Los centrales se estaban volviendo locos., probablemente se quedaron afónicos de gritarse el uno al otro quién cubría en esa jugada. Porque a priori, todos esperábamos un 4-3-3 con Reus en banda izquierda, Ciro en el centro y Mkhitaryan en la derecha (o en su defecto un 4-2-3-1 según se moviese Kagawa). Pero el ataque de Klopp es una anarquía fantásticamente organizada.
Los tres se mueven por donde quieren, los tres saben hacer de todo y los tres saben cómo juegan los dos restantes. Si Immobile cae a banda izquierda, Reus tira una diagonal encarando a portería para finalizar como muy pocos saben. Y ojo, que para el ex del Torino no es nada fácil ver a su compañero entre tres rivales y que corre detrás suya para asistirle con la pierna mala. Y más siendo un killer como es.
Otra cosa que no debemos dejar pasar por alto es el número de fueras de juego. No para señalar algún defecto del futbolista, sino todo lo contrario. La defensa local estaba bastante adelantada, lo suficiente para poder tirar el fuera de juego lo suficientemente rápido como para inhabilitar las jugadas rivales. A veces, claro. Porque no es sencillo tener la línea del fuera de juego tan alta si te enfrentas a Reus, Immobile Mkhitaryan y pretendes no salir con una goleada de tu propio campo. Si Ciro no intentó desmarcarse treinta y seis o treinta y siete veces, no lo hizo ninguna.
El BVB podría hacer de su 9 un Bacca o un Diego Costa que nada tendría que envidiar a sus maestros, ya que a su velocidad, potencia y capacidad para correr al espacio sumaría una técnica exquisita. Pero claro, el 10 armenio no es un Quintero o un Pastore. Es más un segundo punta que un enganche, y eso anula la posibilidad de explotar esa habilidad del napolitano.
¿Y eso qué le importa a Klopp? Immobile es buenísimo. Tan bueno que aunque por el ritmo fulgurante de su equipo tenga que desechar esta opción, él sigue la jugada de Aubameyang o Reus desde la distancia y aparece en el segundo palo para empujar el balón y poner su granito de arena.

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