El clásico global
No son pocos los casos en los que
viajeros españoles han visitado países muy lejanos, tercermundistas que
prácticamente no tienen para comer y que, sin embargo, sí conocen quiénes son
Messi y Cristiano Ronaldo. Evidentemente, sus prioridades del día a día están
muy lejos de estas dos figuras, pero hay que tener en consideración la magnitud
de estos hechos.
El fútbol es el deporte rey en España,
pero no lo es en todo el mundo. Sin embargo, como en España conocemos a Bolt,
Phelps o McGregor, Real Madrid y Barcelona están presentes en cualquier
mercadillo. De hecho, no es extraño ver a niños en África con claros signos de
carencia de necesidades básicas jugando en la calle con camisetas de estos dos
equipos. Se han convertido en una referencia mundial, aunque pasen años en los
que, deportivamente, no ganen nada.
Por supuesto, esto no es gracias
a los éxitos deportivos, la que sería la principal y más lógica razón. Es más
difícil ver a un niño con la camiseta de la Juventus que del PSG, aunque el
primero haya logrado dos finales de Champions en los últimos tres años y los
segundos ni se les acerquen. Se expande, triunfa y gusta lo que sale en televisión,
en Instagram y en los videojuegos; por ello jugadores técnicos y habilidosos,
con un buen peinado y con carisma venden mucho más que un defensa que cumple
con su labor y aporta más a su equipo.
Florentino Pérez, hombre de
negocios, entendió esto desde el primer día que subió al último piso del
Santiago Bernabéu. Sabía que el futuro del fútbol pasaba por ganar también
fuera del césped y entre los dientes de Ronaldinho o el pelazo de Beckham,
eligió al británico. Con el mejor activo de Nike en sus filas, en 2013 fichó al
que tenía todas las papeletas para serlo tras el reinado de Messi.
Desde el Camp Nou contemplaban la
obra de Florentino y no quisieron quedarse atrás, firmando también en el verano
de 2013 a quien sería el sucesor en el trono de Ronaldo. Con cada club teniendo
en su plantilla dos jugadores estratosféricos, dejaron que la prensa hiciera su
trabajo y pronto se convertirían en las dos delanteras más famosas de la
historia.
Ambos equipos han copado las
portadas de los últimos videojuegos, las galas de la FIFA en las que se otorgan
los mejores premios e invadido las marquesinas del mundo entero con sus
futbolistas imagen de varios multinacionales. Con estas estrellas en el equipo,
la maquinaria capitalista hace sola su trabajo.
Esta cadena de consecuencias
desemboca en una fama exagerada a estos clubes. Es muy habitual que un
adolescente aficionado al fútbol sepa mucho más de Geografía que uno que no lo
es. Esto ocurre en cualquier país, y más allá de los monumentos y sitios
turísticos de ambas ciudades, lo que destaca en Barcelona y Madrid son sus
clubes de fútbol, más concretamente sus estadios.
Ambos clubes han sabido
aprovechar el tirón y en estos últimos tiempos no hacen más que mejorar sus
respectivos tours, siendo más baratos que en otros países y más completos.
Mientras que algunos de los que han visitado el tour del Allianz Stadium, sede
de la Juventus, no recomiendan hacer el tour, pocos salen decepcionados del
Santiago Bernabéu o el Camp Nou. Los demás clubes españoles los copian. Son
referencia del fútbol, el marketing y la creación de una marca propia.
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