El deporte más allá del juego
El turismo vinculado al deporte
engloba todos aquellos viajes que tengan como fin o como el principal atractivo la asistencia a un evento deportivo, ya sea para su participación,
organización o simplemente para disfrutar de ellos como espectadores.
Este indicador nos permite tener
una idea de las actividades secundarias que puede generar el deporte y,
especialmente, de la repercusión en la sociedad del mismo. Trata la
competición como evento social y no tanto como el juego en sí.
Consultando las estadísticas, podemos
comprobar que, respecto a 2015, los viajes vinculados al deporte han aumentado
considerablemente. Descartando una mayor actividad deportiva en el curso 2016,
podríamos destacar que el nivel económico de los españoles ha crecido y cada
vez se animan más a realizar viajes con motivos deportivos.
De esta misma forma, vemos que
los ‘hoteles o similares’ son los principales alojamientos elegidos por los viajeros,
también aumentando con respecto a las cifras del año anterior. El impacto de
este tipo de viajes en la economía de –principalmente- las ciudades se muestra
de forma muy clara.
Como consecuencia, el gasto total
en viajes, desde el alojamiento hasta la estancia o el transporte es mayor que
el año anterior.
Obviamente, el turismo deportivo
que más destaca es el de fin de semana de corta duración, ya que la mayoría de
competiciones deportivas se celebran en días festivos por la facilidad que
tienen todos los participantes de acudir y solo se desplazan por este motivo.
Hay tipos de viajeros que sí aprovechan el viaje para visitar la zona, pero no
es lo habitual.
Este indicador es especialmente
llamativo, ya que trata los efectos secundarios del deporte, todos ellos
positivos, afectando a la sociedad de una forma más que palpable.
Seguramente, el deporte sea una de
las inversiones que, directamente, menos rentabilidad genere para las
instituciones públicas. Lo que aporta el deporte desde sus categorías más bajas
es formar personas, algo esencial en todo Estado moderno y valioso, pero poco
tangible. La rentabilidad de la inversión en deporte es difícilmente justificable a través de una hoja de Excel.
Sin embargo, y sin entrar a
valorar el nivel de vida de los ciudadanos en cuanto a ocio, entretenimiento o salud,
el impacto económico del deporte compensa cualquier inversión pasada.
Este mes de mayo, el Ayuntamiento
de Madrid invirtió casi 8 millones de euros en el Mutua Madrid Open, Masters
1000 de tenis celebrado en la capital. Una inversión que, muchos dirán, podría
haberse destinado a cualquier otro sector de la ciudad más necesitado. Por
supuesto, aquel que defienda ese argumento desconocerá que, en la edición de
2016, el Mutua Madrid Open generó 93 millones y 3.713 empleos, además de casi
17 millones y medio de impuestos.
La Vuelta 2017, por su parte,
dejó la misma cifra, 93 millones de euros, solo en publicidad. Ciclismo y tenis,
sin entrar a hablar de los diez partidos de fútbol cada semana solo de Primera.
Siempre es bueno informarse antes
de criticar algo que beneficia incluso a los que lo detestan.
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